martes, 1 de abril de 2014

Purgatorio

No sé cuánto tiempo hace que estoy aquí, objetivamente hablando no tendría forma de saberlo pues para mí no hubo mayor transición si es que en verdad hubo algo antes que esto y no son vanas mis sospechas

En algún momento mientras estuve viva, o mientras creí estarlo pues ya ni de eso puedo estar segura, lo que entendía y asumía como rutina cambió para siempre, de un momento a otro el mundo se transformó en esto… sea lo que esto sea.

No hay forma de describir este lugar, una está aquí sin estar, una es sin ser, no hay luz ni oscuridad, todo está en la más absoluta inmovilidad, hasta el tiempo. No tengo siquiera forma de saber si el tiempo existe aquí, si avanza a un ritmo tan lento que es imperceptible o si vuela a velocidad de vértigo tragándose eones en cuestión de segundos... no lo sé.

Ni siquiera sé si en efecto aún estoy viva en algún plano de existencia ajeno a este silencio o si, como sospecho, estoy muerta y mi alma, mi yo eterno e incorruptible, flota desapercibida y temporalmente olvidada en el purgatorio.

Creo que eso es, cada vez que lo pienso, ¿cuántas veces lo he pensado?, ahora que lo pienso... creo que eso es; he muerto y mi alma vaga inmóvil en el purgatorio esperando ser presentada ante el Salvador que sopesará mis pecados y mis méritos y decidirá mi destino, eso debe ser… (creo).

Y de repente la voz… LA VOZ estalló dentro y fuera de mí, esa voz que era mi voz y todas las voces a la vez, la voz única se hizo el todo en esta nada infinita e inmutable.


- ¿QUIÉN ERES? - ¿POR QUÉ ESTÁS AQUÍ?

Y con el susto y la sorpresa atenazándome yo luchaba por articular alguna palabra pero no lo lograba.
- Yo...yo…


-¡CONTESTA!, ¡NO VOLVERÉ A PREGUNTAR!
- Yo…


- ¡HABLA DE UNA VEZ!, ¿CUÁLES SON TUS MÉRITOS PARA ESTAR AQUÍ?
- Yo… yo… yo bailé con Dalí…

El silencio puede haber durado un instante o una eternidad, ¿cómo saberlo? y el miedo y la tristeza fueron acumulándose en mí; la oportunidad, mi única oportunidad y en lo que había logrado pensar fue en eso, lo único que logré articular fue eso…"yo bailé con Dalí"... estoy condenada.


Finalmente la voz volvió, ¿se había ido alguna vez? y dijo:


- Es verdad, no me acordaba

Lo dijo alegremente mezclando la última sílaba con una carcajada socarrona que aún reverbera, se deshace, se escurre, se multiplica y se incendia llenando el vacío, borrando el silencio, condenando todo lo demás al olvido.

No he vuelto a escuchar la voz, solo me queda el eco persistente de su risa y me ha costado mucho comprender y mucho más aceptar que si bien es muy probable que en algún momento ese alguien que creí ser yo estuvo viva, en realidad nunca fuí ese alguien, es más, finalmente me parece entender que ni siquiera soy un alma en el purgatorio como llegué a creer; tal vez sólo soy un recuerdo en la memoria de un artista anciano que lucha por recuperar los universos que poblaron su mente.

Universos en los que yo fui... nada... aunque hoy soy todo lo que queda de ellos.

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